Me mantengo en mi águila interior.

Todos somos seres humanos. ¿Tomo la coherencia y me unifico con el maestro que vive en mi? El camino de la semilla, trascender la historia de sufrimiento en nuestro ADN.

La vida es más sencilla, de lo que me gusta creer. El disfrute y el gozo, siempre me invitan a crear una realidad llena de inspiración, se abre mi corazón cuando me dejo existir en la totalidad de mi deseo.

Un corazón lleno de deseo, que esta conectado con un plan y orden divino. ¿Me permito ver como ese anhelo jamas me ha encerrado en una caja? Doy lugar al impulso que me trajo hasta este presente. ¿Cómo podría reprimirme algo en mi realidad, si en ella esta el código de quien realmente soy? Todo momento perfecto que se va desenvolviendo unicamente por la presencia del corazón original.

Cuantas ilusiones nos contamos que existen, a las que les entregamos nuestra soberanía. El sufrimiento no parte del deseo mismo, sino de la ilusión de limitación “que este genera” de repente se mueve el espacio y me encuentro en la certeza de que en mi interior, se mueve la realidad y al mismo tiempo contribuyo en el sueño colectivo de este mundo multidimensional.

Soberanía es vivir en este flujo de existencia, manteniéndome en el águila que soy.

Me mantengo fuera de los miles y eones de significados que instale en la realidad. Cuando me sostengo en quien soy, entonces la luz en mis ojos se enciende, porque recuerdo que soy una fuente de mana original. ¿Me mantengo ahí? Siempre que mi atención esta en el presente.

No tengo que hablar o ponerme una mascara espiritual para eso. Mi mana se vuelve grande en el deseo humano que tejo con el universo.

Entonces ahí dejo que se encienda cada sensación, sin juicio y sin ser prisionera de ella. No siento apego y vacío cuando me entrego en la sinceridad del nombre que elegí.

Tomo el código que elegí,

me permito serlo y desearlo a través de esta realidad.

Así lo impregno en la Tierra,

para que mi Adn cambie

junto con el nuevo ritmo de la Tierra.

Así, me elevo y elijo mi camino

un camino real, humano y divino.

Recuerdo quien soy en el corazón,

la potencia de mi origen.

¿Como podría

perderme en la verdad de quien soy?